Imágenes que delatan: ¡necesitamos dieta!

Volvimos...

Las vacaciones nos quedaron cortas, la verdad que no queríamos volver. Es tan lindo sentirse cerca, compartir, disfrutar cosas que los horarios de la vida cotidiana no nos permiten y sobre todo, poder relajarse y reírse mucho. Los viajes se han hecho para disfrutar y así lo tomamos desde el principio, nada de privaciones... hasta que volvimos a mirarnos en el espejo: sí señor, hemos engordado. No nos salió gratis el sentarnos a comer todos los mediodías y las noches; el desayunar pan con manteca y facturas todas las mañanas; el tomarnos un helado de postre todos los tiros y mucho menos la vida sedentaria de La Paloma.

Acá un breve repaso (en forma de fotolog, porque quiero ser flogger por un día y entender qué se siente ser del bando de Cumbio) de algunas cosas que comimos en esta semana.

El desayuno del hotel: café con leche, una medialuna, un vigilante y pan con manteca y mermelada. Para mi que nunca adopté el hábito de desayunar es peor que un desayuno americano...

El primer día almorzamos en un parador en La Balconada, un balneario del centro. Había que probar el clásico chivito canadiense, emblema de los uruguayos... arrancamos ligth.


La heladeria más concurrida de La Paloma, un clásico que todas las noches se llena de gente. ¿El gusto vedette?: dulce de leche Popi, con dulce de leche repostero adentro. Una bestialidad no apto para diabéticos.


El helado flogger de muchacho me dijo: "Te quiero a ti, Paola"
¿no es una dulzura que los helados hablen? (sí, estoy enamorada y me pongo boluda, lo sé)

Almuerzo en la playa. Buñuelos de algas para compartir...

Los buñuelos fueron saqueados por mec. Segunda vuelta, ésta vez miniaturas de pescado.

Otro almuerzo playero típico: cervecita bien fría y rabas.


Nos encantó el chivito, lo pedimos seguido...

Pero se nos fue la mano, creo que nos hicimos fanáticos... chivito canadiense al plato para dos.

El postre, por si nos habíamos quedado con hambre Jaja

De visita en Punta del este buscamos con desesperación una M mágica. Aquí muchacho está por entrarle a un Mc Royal (no me corrijan, ya sé que ahora se llama Cuarto de libra, pero odio que le hayan cambiado el nombre, para mi fue, es y será Mc Royal carajo)

Asadito a cargo de mi amigo Martín, que justamente también vacacionaba allá.

¡Merienda en la playa!
Licuado de durazno y naranja para mi; licuado de banana para muchacho + medialunas de jamón y queso. Y después me preguntó por qué engordé...

Algunos tentempié...

En la Pedrera, otra playa cercana, pasamos una tarde hermosa. El lugar es un paraíso y el parador el mejor del mundo: buen rock de fondo y rica comida mirando el mar... recomendable (le pongo 3 capitanitas jaja).

¿La última noche comemos livianito no?, deslizamos al salir del hotel. Acá el plato de muchacho: suprema napolitana con mucha mucha salsa (así la pidió el zarpado)

Acá el mio: suprema a la maryland con puré de papas, salsa de choclos, panceta y banana ¡frita!

De más está decir que el lunes empezamos la dieta. Hoy ya compramos provisiones bajas calorías para limpiar el organismo pero quién nos quita lo bailado... o lo comido en este caso.



¿Ustedes se zarpan como nosotros en las vacaciones o pueden mantener el control?