sábado, 28 de agosto de 2010

Qué triste...

Prender la compu una mañana de sábado de un fin de semana que pinta feliz, y encontrarte con una noticia como la que voy a reproducir unos renglones más abajo, es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo. Porque está bien aceptar el paso del tiempo, que el cuerpo cambie, que las cosas no sean como uno siempre lo desea, pero esto es demasiado.

Hoy mi cuenta en Facebook me recibió con la siguiente noticia:


Actividad reciente
Flechita tiene una relación con.....

¿Se pueden imaginar facilmente quién es Flechita no?
Sí, adivinaron, Bebu, mi hermanito de 12 años que así, sin demasiadas vueltas y a un mes de "novios", blanquea la relación con su compañerita de colegio.


Dios, dame fortalezas para seguir manteniendo la sonrisa....

miércoles, 25 de agosto de 2010

Cartón lleno...

Lo amo y me lo repito a diario cuando lo quiero matar: te fuiste a vivir con éste tipo porque lo querés, recordalo... y tenele paciencia, esto también recordalo siempre, ¿por qué es la base de la convivencia no?

Si deja la toalla mojada sobre la cama, antes de gritar por décima vez en el mes que por favor la cuelgue... tenele paciencia.

Si le pedís seis veces en diez minutos que por favor saque a pasear a Román, y te ignora sumergido en la computadora... sacalo vos porque no lo hará.

Si le sugerís por vez número 30 que seleccione qué ropa va a usar para poder archivar el resto en el placard, te promete que lo hará y siguen pasando los días entre bolsas y cajas... seguile teniendo paciencia.

Si le pedís que conecte el lavarropas nuevo porque tiene tres días de prueba, pasan los tres días, pasan cinco, pasan ocho y el lavarropas sigue en el medio de tu living, envuelto tal cual lo bajó el pibe del camión.... ¿recordás no? Tenele paciencia.

En fin, la convivencia es hermosa pero nadie me advirtió de las veces que lo iba a querer asesinar. Muchacho vino con combo (perro e hija), muchacho vino mal acostumbrado a muchos hábitos de rey, y como si todo eso fuera poco: muchacho armó una banda de rock y ¡arrancan los shows!, por lo que se duplican los días de ensayo.

Lo amo, paciencia, lo amo, paciencia, lo amo, paciencia, lo amo, paciencia....

lunes, 23 de agosto de 2010

Malditos, ¡los odio!

Los bancos y yo tenemos un problema personal, grave, a muerte. Cuando hablo de banco no hablo de asiento, sino de esas entidades que manejan dinero y por lo general, estafan a la gente... o le hacen la vida imposible, como a mi.

Pocas veces salí de un banco con el trámite terminado de una, siempre me ponen piedras en el camino, creo que me odian. No sé si a ustedes les pasa, tal vez sea sólo yo, pero es increíble, fija que siempre salgo de un banco puteando. Puede ser mi ingreso negativo, saben que no los soporto, que voy de mala gana y se empecinan en complicármela.

Mi relación con ellos data desde mi nacimiento, mi padre es empleado bancario hace 35 años, tal vez el día de mi parto estaban en cierre, mi padre faltó abandonando a sus compañeros y desde ahí me hicieron la cruz, tendría que preguntarle si recuerda algo. Si no, no sé, es antojadiza la mala onda.

Dentro de un banco he pasado de todo, algunas cosas comunes, que seguramente les ha pasado alguna vez a ustedes, pero no sé si existen antecedentes de ocurrirle todas juntas a una sola persona. A modo de ejemplo, algunos recuerdos:

- Gano el premio Oblogo (por el voto de ustedes, mis queridos lectores), voy a cobrar el cheque un día antes de irme de vacaciones. Contaba con parte de esa plata, me encuentro con el monigote de turno del otro lado del mostrador: este cheque tiene mal anotada la fecha... ¿qué?... claro, tiene fecha de hoy, se confundieron... Dame que lo modifico yo misma... Señorita, está loca, usted no puede tocar el cheque, vaya a que se lo hagan otra vez. Conclusión: me fui sin el dinero.

- Empezaba a trabajar el lunes en horario bancario, así que el viernes corrí a cobrar un cheque. Era mi única oportunidad, sino no lo podría cobrar nunca. Me como dos horas de cola, llega mi turno: no querida, el cheque está cruzado... ¿qué significa?... ¿No sabés? que no lo podés cobrar, depositalo... ¿Dónde? Llamá al gerente. Misma conversación, ataque de locura (seguro así me lo pagan, pienso). Me fui con las manos vacías. Similares a estas, mil.

- El sábado voy al cajero, no entra mi clave. Lo llamo a muchacho, que es quien uso mi tarjeta por última vez: ¿vos cambiaste mi clave del cajero?... Puede ser, pero no lo recuerdo. Conclusión, hoy voy al banco a cobrar mi sueldo por ventanilla:


Cajero:
Dame tu DNI... No tenés ninguna cuenta a tu nombre

Capitana:Negrita
¿Cómo puede ser?

Cajero:
Nada, ¿cuánto hace que no movés la cuenta?

Capitana:
Tres meses como mucho...
Negrita

Cajero:
A ver... Ah sí, es eso. Te la cerraron.

Capitana:
¿Pero sin avisar ni consultar si la quiero seguir usando?

Cajero:
Sí, el banco no pregunta, actúa.

Capitana:
Se nota.


Me fui derrotada, ahora tengo que volver a abrir otra cuenta pero pasaré un mes en la indigencia. Y después me preguntaban ustedes porque hace tan solo unos pocos meses me negaba a aceptar un laburo como empleada bancaria. Una cosa es sufrir una vez al mes, otra es que te tomen el pelo todos los días de tu vida.
Banco te odio.

¿A ustedes les pasa con algún banco o empresa de servicios?
(Por favor digan que siii)

jueves, 19 de agosto de 2010

Por dos días locos...

Eso, sólo dos días de calorcito bastaron para caer en una gran realidad.

Este verano no podré:

- Usar short, ni minis ni vestidos cortos.
- Usar colores claros.
- Usar remeritas ajustadas.
- Mucho menos, usar strapless, mis brazos no pasan la prueba del salero.
- Caminar en tanga por ningún lugar de la casa, a ver si me ve un vecino y se muere de la impresión.
- Usar traje de baño, ni de una, ni de dos ni de nueve piezas.

Me quedan tres opciones luego de esta revelación:

- Corro como todos los tarados que se anotan en el gimnasio creyendo que van a remediar el daño de todo un año en solo cuatro meses.

- Me abrazo desde hoy al aire acondicionado, mi futuro compañero en esos tres o cuatro meses de encierro que me esperan.

- Le pido al Gauchito Gil que haga el milagro y una mañana me despierte flaca.


Ustedes eligen, prometo hacerles caso...

lunes, 16 de agosto de 2010

Pobre, ¿ya te la creíste?

Viernes a las 20, Alto Palermo.


Agotada, luego de un viaje ida y vuelta en el día (ventoso, por cierto) en un avioneta a Santa Fe por cuestiones laborales y con mucho mucho frío, busco refugio en el shopping. A despejar, mirar vidrieras y a premiar mi valentía con un café cortado con muffin de limón. Antes de irme paso por el baño y sucedió lo siguiente mientras me lavaba las manos de espaldas a la puerta:



Desconocida
(a los gritos):
Capitana

Capitana:
.....

Desconocida:
¿Qué hacías acá?

Capitana:
(A punto de hacerme cargo pero sin poder creer que alguien me reconozca)
¿Qué?

Desconocida:
Le hablo a mi amiga, que está adentro del baño.

Capitana:
Ah disculpame, entendí mal.


Por favor, qué manera violenta de bajarle el ego a una persona. Prometo no creérmela más...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Un abogado por favor: necesito un recurso de amparo...

Debería estar penado por la ley, habría que encarcelar a uno de ellos para poder sentar jurisprudencia. O mejor, si el cliente no está conforme debería tener el poder para cortarle un dedo y advertirle: "la próxima es la mano completa, ahora andá a contárselo a todos tus colegas para que aprendan la lección". Sí, eso me gusta mucho más. Hacer justicia por mano propia, valga la redundancia de la palabra mano, porque es importante que quede claro el mensaje.

Es que no puede ser, esto es algo que afecta tanto a hombres como a mujeres, ¿qué parte de nuestras advertencias no comprenden? Dentro del cursillo deberían tener alguna materia que esté vinculada con el prestar atención. Por ejemplo: lección 1, cuando un cliente pide algo hay que respetarlo, caso contrario correrás peligro de vida; lección 2, si te dicen "un poquito" es un dedo, pero un dedo real, no cuatro dedos imaginarios; lección 3, mientras hacés tu trabajo no te hagas el payaso, ni bailes al compás de la música ni cuentes tus mentiras nocturnas, dormiste solo y punto... y así pueden seguir enseñando. Ah no se olviden de meter en alguna lección la importancia de la palabra: silencio. Si quiero un terapeuta, me pago una sesión con uno real.

No es difícil. Además hay una realidad, si yo hago mal las cosas en mi trabajo, seguro me echan con una patada voladora, entonces, ¿por qué esta gente sigue actuando con total impunidad sin siquiera tener un día de castigo?


Seguro ya se imaginan de qué estoy hablando. El lunes fui a la peluquería y me encontré con la misma situación de siempre. Frente al espejo, el muchachín y yo discutiendo sobre el futuro:



Capitana:
Sacame volumen, rebajame un poco pero no me toques el largo.

Peluquero bobo:
Pero algo te tengo que sacar...
Capitana:
No. Ya sé que las puntas están feas, pero quiero mi pelo largo.

Peluquero bobo:
Pero algo te tengo que sacar... Mirá que si te corto un poco te crece con más fuerza, te vuelve mágicamente el brillo y el volumen bla bla bla.

Capitana:
.....

Peluquero bobo:
Mirá, te saco este poquito (y me muestra dos centímetros con los dedos)

Capitana:
(Cometiendo el primer gran error, pero al límte de tolerancia)
Bueno, pero sólo eso eh, sino te asesino.

Peluquero bobo:
Jajajajajjaaja

Capitana:
Yo no me reiría, te lo digo de verdad.

No debo haber sido muy convincente en mi amenaza porque minutos después lo estaba mirando con mi peor cara:


Capitana:
Flaco te dije que no me toques el largo, me sacaste 10 centímetros de pelo.


Peluquero bobo:
¿Pero no me digas que no te quedó más lindo?

Capitana:
No



Y me fuí. Otra peluquería a la que no pienso volver. Ya casi no me quedan en la zona, la dictadura de las tijeras arrasó con todo y cada vez más voces se alzan en este reclamo. Insisto, esta gente merece un castigo, seguro que a vos también te han robado tu cabello estos malvivientes. Habrá que exigírselos, yo quiero mi pelo, ¿vos no querés el tuyo?

No te subas las medias, la foto es 4x4...

Como por arte de magia, cayó la excusa perfecta para que retome el cuidado de mi castigada figura: en octubre tengo el casamiento de uno de mis mejores amigos. Como cada vez que se recibe una noticia de este tipo, surge el interrogante: ¿Qué me pongo? Ni en pedo gasto un dineral en el combo zapatos/vestido/chal/cartera/peluquería/maquillaje, porque no bajás de los mil pesos. Sin contar el regalo para los tórtolos. Ya veré qué improviso, pero sí sé que no quiero estar gorda, necesito verme bien y tener una fecha me obliga a ponerme las pilas para combatir mi adicción. Así se lo comuniqué a muchacho:


Capitana:
En octubre tenemos un casamiento.

Muchacho:
Buenísimo...

Capitana:
¿Qué te vas a poner?

Muchacho:
Faltan dos meses Paola, cuando llegue el día me fijo.

Capitana:
Ah, yo quiero estar radiante, ya arranco la dieta e iré viendo qué me pongo, por suerte para esa fecha hace calorcito... Quiero estar linda.

Muchacho:
Igual vos no sos la que te casás...


Adorable. Los hombres definitivamente no entienden de cosas importantes y no tienen tacto.

martes, 10 de agosto de 2010

Sigue la fama, vuelven las encuestas (?)

Me acaban de hacer una entrevista en el programa Mañanas camorreras, que sale por la FM 90.7 Freeway. Me alertaron que lo conducen dos muchachos y que seguramente, en algún momento el machismo les jugaría una mala pasada y que podrían llegar a pasarse de listos. La verdad eso no pasó y le pusieron la mejor, al menos al aire.

Durante la charla sobre ex parejas, infidelidades y relaciones actuales, surgió un interrogante: ¿por qué generalmente, las personas esperan a tener otra punta para separarse de sus parejas? O sea, la relación viene en picada, con conflictos, discusiones e incluso, desamor, pero por alguna razón (miedo a la soledad, costumbre, hijos, dinero) prolongan una vida gris, aburrida y triste.

Siempre me intrigó saber cómo puede vivir una persona junto a otra cuando ya no la quiere, cuando no le aporta nada ni uno puede aportar, cuando sólo espera que se duerma para ni siquiera tener que tocarse, es algo que no comprendo porque todas las veces que dejé de querer o sentí que la relación caía por un barranco, sin meditarlo demasiado opté por despedirme. Pero no por eso soy ajena a la realidad, esto existe y hay miles de infelices por la cuidad lamentándose por una vida que odian, pero que no hacen nada por modificar.

Por todo esto se me ocurrió volver a un viejo hábito de este blog: las encuentas. Al costadito del texto están las opciones para que pueda elegir la que más le cabe, según su propia experiencia. Y dejen un comentario con su opinión, así abrimos el debate. ¿No existen las dudas existenciales, siempre pero siempre, el determinante para que tomemos la decisión es un tercero?

El lunes, el análisis...

miércoles, 4 de agosto de 2010

La abuela Kico piensa, siente y dice...

Lunes, segundos después de mi aparición en tevé, vía comunicación telefónica:



Abuela Kico:
Ay Paolina, estuviste hermosa.


Capitana:
¿Te gustó?

Abuela Kico:
Sii, se te entendió todo, pensé que ibas a hablar rápido como siempre, yo nunca te entiendo nada.

Capitana:
.....


Abuela Kico:
Pero no, hasta tenés vos de locutora en la televisión.

Capitana:
Bueno, tampoco la pavada.

Abuela Kico:
Sí, yo te digo que sí. ¿Sabés a quién te pareces? A Maju Lozano.

Capitana:
Bue...


Abuela Kico:
Ahora voy a llamar a todos en Santa Fé (donde vive su familia) a ver si te vieron. ¡¡Saliste en la televisión!! Cuando te vi me puse a llorar, pensaba en el abuelo, si te viera cómo estaría...

Capitana:
No llores.

Abuela Kico:
No, no. Yo pensaba, capaz ahora te invite Mirtha, igual ya saliste en la televisión, tengo tema para rato... Mañana llamo a todo el mundo para decirles que mi nieta es famosa (?)






Minutos antes de salir al aire...

Con Petti, en el corte... Y el productor puteando a mi amiga por la cámara.



El después, agotada de tanta tensión pero feliz...

martes, 3 de agosto de 2010

¡La noticia de la semana!

A cada persona que viene a conocer el departamento, les doy la buena nueva:

¡Nos casamos!

Pero nadie me cree o al menos dudan, y lo miran a muchacho, lo que me hace pensar que la situación es más grave de lo que yo misma veo. Nadie confía en que muchacho algún día quiera casarse conmigo, pero se equivocan. Para comprender lo que digo, tenemos que retroceder unos días.

Sábado, 10 horas, minutos antes que llegue el camión de la mudanza...

Capitana:
¿Mi amor, qué hacés con esta ropa que quedó en el armario?

Muchacho:
A ver, mostrame.

Capitana:
Hay un par de remeras y un pantalón de vestir.

Muchacho:
Tirá todo.

Capitana:
Pero el pantalón es lindo...

Muchacho:
No lo voy a usar nunca, ¿cuándo me pongo esa ropa?

Capitana:
¿Entonces no nos vamos a casar nunca?

Muchacho:
Sí mi amor, pero para ese momento me compro un smoking y listo.

Capitana:
¿¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeee??

¿Creen que desvarío? No, justo cuando me propuse dejar de hablar del tema, muchacho dijo que sí y lo mejor de todo, es que había presentes dos amigas que fueron a colaborar con la mudanza y gritaron tanto como yo.
Ahora, a cada persona que viene de visita la sorprendo con esta bomba, todos miran a muchacho, él se ríe y remarca: ¡pero no dije cuándo! No importa, ya no hay vuelta atrás, hay testigos, ahora nos tenemos que casar... ya les diré cuándo (?)