Luego de dos jornadas agotadoras pero orgásmicas, finalizó nuestra maratón de recitales de la emoción. El viernes arrancó con Sabina- Serrat en la Bombonera y el sábado tuvo su broche de oro con Andrés en el Club Ciudad.
Sensaciones miles, lágrimas algunas y sobre todo mucho material para nicks y análisis que se irá desmembrando con el correr de los días. Por ahora, solo algunos comentarios y pedidos...
Me encantaría que este tipo de conciertos se hagan en lugares más chicos para poder disfrutarlos como corresponden, no a los saltos para poder ver al artista que te está emocionando y otra cosa, más que nada un acto de piedad a las parejitas que se besan sin parar, aflojen un poco. Sé que suena a resentida (yo también me he besado cuando iba a recitales en pareja) pero lo voy a revertir... hace mal al prójimo. Uno apenas puede con su alma de tanto recuerdo y emoción, para tener que bancarse que los de al lado te empujen con pasión desmedida... es un momento terrible!
Podría citar mil frases que calaron hondo durante estos días pero para los que dicen que mi blog es un tanto depresivo y creen que voy a desbarrancar de tristeza, les ofrezco una muy buena canción de Sabina que invita a disfrutar sin tanto rollo.
Que la disfruten!
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando,
ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
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