El asado más caro del mundo

El escenario fue el siguiente. Vino de visita mi queridísimo amigo Marito (el que se fue a vivir a Mar del Plata por trabajo y extraño tanto) así que el sábado nos juntamos en su casa. El viernes por la tarde, Vela, el organizador del evento, me manda un mensaje y se dio este diálogo:

Vela:

(Mensaje en cadena para toda la banda)

Mañana viene Mario así que sale asado, confirmen si vienen y con quién.

Capitana:

Contame amigo, voy sola.

(Aclaro que suelo ir con mi hermana o alguna de mis amigas, soy la única mujer del grupo)

Vela:

JA… Como siempre. ¿Y con quién vas a venir si no es sola?

Golpe al corazón, directo y sin escalas, sobre todo esa risa sarcástica en mayúsculas. ¿Eso piensan mis amigos de mí, que nunca estoy con nadie, que siempre me voy a dormir sola, que no me puedo levantar a un tipo, que no puedo volver a ponerme de novia?

Ya me quedó la idea de la soledad rondando por la cabeza pero como el sábado lo pasé tan bien se me esfumó el pensamiento. Hasta hoy que, no sólo fue domingo sino que además estuve solísima (las chicas están muy de novias, los chicos se fueron a la cancha y mi hermana, que es con quién siempre voy a la plaza por las tardes, se fue a un cumpleaños). No me quedó otra que sentarme a pensar en ellos, en mi lista de ex, para tratar de entender más la nueva vida en soledad (y sí, no tengo otra cosa que hacer que torturarme). Quizás encontraba un patrón que se repita, algo que pueda cambiar en la próxima oportunidad que se presente. Y como tener un blog me sale más barato que terapia, lo comparto con ustedes:

Primer novio: Salí interrumpidamente desde los 14 hasta los 19, una de las personas más buenas que conozco en este mundo. Compañero de la escuela, amigo del club, un hermano más que un novio. Lo hice esperar ¡años! para tener relaciones (sí, la Capitana debutó muy tarde) y le hice todas las maldades que se le puede hacer a una persona. Lo dejé para irme de vacaciones porque ya tenía apalabrado a otro en la costa; lo corté para chaparme a otro pibe del grupo al instante y en sus narices; lo abandonaba en los reservados de los boliches para bailar con otros que me gustaban… Terribles guachadas!! El año pasado se casó (ya tenía dos hijos), una semana antes se alcoholizó en una reunión y quiso hablar de “nosotros”, me dijo que me seguía amando, que si yo le daba una señal no se casaba… Por supuesto no le di nada y puso el gancho como debía ser. Muy lindo recuerdo, crecimos juntos pero sin pasión no vamos a ningún lado. La culpa no la tuvo nadie, nos faltaba un golpe de horno a los dos, sobre todo a quien les habla.

Segundo novio: La peor relación que tuve en mi vida, si pudiera volver el tiempo atrás, en vez de elegirlo lo bajo de un hondazo sin dudarlo un segundo. Un barrabrava hincha de Racing. La segunda vez que salimos me llevó a la cancha y me hizo saludar al Rulo, el jefe de la Guardia Imperial. ¿Con eso les dije todo? No, hay más… No sabía leer, ni escribir bien y no le importaba, en su vida había tocado un libro y el único tema de conversación que le interesaba (además del fútbol) era la plata, justo el que menos me interesa a mi. A cada persona que conocía le preguntaba (para mi vergüenza) cuanto ganaba y le ofrecía hacer negocios. Me quería convencer que si vendía no se cuántas masitas en su camioneta iba a comprar un palacio, se convertiría en millonario y compraría “el Racin Clu de Avellaneda” (sic). Freno acá, acabo de caer en la cuenta que merece un post aparte, es lo más bajo que me pasó en mi vida, ya verán por qué.

Tercer novio: un compañero excelente. Antes que nada debería aclarar que éramos compañeros de facultad pero ante todo muy buenos amigos. Se dio de casualidad, sin premeditarlo y salimos un año entero. Fue una relación increíble, con muchos condimentos que para mi son fundamentales: paseos los fines de semana, predisposición para todo tipo de actividades, muuy cariñoso, mucho humor y códigos idénticos a los míos. Un gran compañero, un gran caballero, esas personas con las que una se puede relajar. Me hizo conocer miles de lugares, me ayudó a madurar y sobre todo me hizo reír mucho pero estábamos desfasados en tiempos. Yo tenía 21 años; él 26 y muchas ganas de casarse. Así fue como al año de separarnos me llama, nos vemos y me da la buena nueva: “me caso Pao”… Buena sacudida a mi mente, al tiempo fue papá y me llamó emocionado desde el hospital para decirme que estaba viviendo el mejor momento de su vida y que lo quería compartir conmigo. Lo adoro, lástima que su mujer sea tan celosa (sin motivos) y que no pueda verlo seguido. Perdí un gran amigo.

Cuarto novio: ya hablé bastante de él en este blog, es el ex más reciente. Diferencias al plantear la relación y sobre todo en los tiempos de cada uno. Ya no lo veo, no lo tengo en mi lista de msn y por acuerdo mutuo, dejamos las charlas y los encuentros de lado.

Conclusión y moraleja dominguera:

- De ahora en más, buscar tipos con gustos similares, con un estilo de vida afín y con proyectos a un plazo razonable.

- No pasar nunca más un domingo sola sin plata… un día como hoy hubiera corrido al shopping y santo remedio, no había post ni pensamientos negativos.

- Tan mala novia no fui, con todos (salvo el monstruoso ítem 2) conservo una excelente relación.

- Cambiar de amigos, son muy crueles y me sale muy cara una noche de asado... pero que rico estaba, por favor!!