Ese hermano del alma

Tenía dos años, era hija única, malcriada y sobre todo, muy mimada. Un día que realmente no recuerdo, mis viejos me dieron la gran noticia: “vas a tener un hermanito”. Dicen que en el momento me puse muy feliz, que mi sueño era tener alguien más con quién jugar y que todo el tiempo tocaba la panza de mi mamá con ansiedad. Meses más tarde, un mediodía de agosto que sí recuerdo, mi papá me llevó a la clínica a conocerlo. Era un bebé hermosísimo que deslumbraba a todos con su belleza. Lo miré raro, con desconfianza, después de todo era un invasor que llegaba a alterar mi rol en la familia pero lo amé al instante.

Recuerdo que en ese momento, mi mamá me dio un pato de peluche que mi hermanito me había traído desde su panza al que bauticé con su nombre, el pato Matías. Dormí por años con ese peluche, es más, sino lo tenía era imposible conciliar el sueño y lo conservé hasta hace poco guardado en un ropero. La relación con mi hermano era excelente, nos defendíamos tanto en casa como en la calle (me he agarrado incluso a las piñas contra varones para cubrirlo) y los tres años de diferencia pronto se desdibujaron: compartimos amistades, club, códigos, fiestas y complejos: los dos con anteojos desde primer grado!. Lo llevé a bailar por primera vez; lo ayudé a conquistar mujeres; a redactar cartas de amor y escoger regalos para sus chicas; fuimos juntos a la cancha a ver a Boca y a rituales piojosos; hicimos maratones de Atari/Family/Sega; planeamos travesuras y mil cosas más. Por mi culpa pasó meses con un ojo en compota: le aseguré que si saltaba del sillón iba a volar… se terminó dando la cabeza contra una mesita ratona y el saldo fueron un par de puntos que me recriminaron por años.

Después vinieron dos hermanos mas, fuimos creciendo, llegaron las parejas y lamentablemente, la relación cambió. Ya no vivimos juntos (él comparte vivienda con mi papá y yo casa con mi mamá y mis otros hermanos), no nos llevamos como antes, casi no compartimos nada y sobre todo, somos muy distintos. Pero en el fondo, tengo la esperanza que nos vamos a reencontrar.

Hoy, en su cumpleaños número 25, me dieron ganas de recordar las buenas épocas de nuestra relación, cuando no era ni Mati ni Magoo, cuando tan sólo era Rocky, una pulga a punto de ebullición permanente. No puedo creer que hayas crecido tanto…


1983: Recién nacido

1984: El primer añito. En la foto con Maru, mamá, Capi, papá y Pelu. Nuestros vecinos que se convirtieron en nuestra familia.


1984: En la plaza con mamá Lili


1985: Una hermosura!

1986: En Santa Fé, en la casa de la abuela Rosa

1987: en el patio de casa

1988: Ojo en compota. El Superman que no fue...

Agosto 2008: Con Nico, falta la rama femenina. Yo no tengo identidad a esta altura y mi hermana (22) faltó al festejo por salir de joda. Les dejo lo más lindo de la familia, ellos tienen ojos claros...
(Aclaración: como verán en la foto, el chiquito de 10 años, se cree flogger por eso no se deja cortar el pelo!! jajaja Ahora también me pide que le compre pantalones de colores y que le arme un fotolog para levantarse chicas... En fin!)

Y ustedes, ¿recuerdan alguna travesura que hayan compartido con sus hermanos o algún momento emotivo que los haga emocionar?