¿Qué hago?

Estoy a un paso de tomar una decisión dificilísima. No es la primera vez que sucede en mi vida, en todos los ámbitos paso del peor de los barros a la mayor abundancia, sin escalas y sin demasiado tiempo para analizar las cosas. Salto del período de máxima pobreza a otro en el que me toca elegir con qué trabajo quedarme. Es estresante, nunca nada muy fácil, parece que nací lista para que todo me cueste el doble que al resto de las personas. En fin, una vez más la indecisión vuelve a tocar mi puerta, la cosa es que esta vez estoy más perdida que nunca...

Ya conté el panorama completo en éste post, ahora los actualizo: si nadie habla ahora y calla para siempre, a partir del lunes 3 de mayo voy a convertirme en una fucking bancaria. O sea, la vida de mi padre ahora me tocaría a mi. Ojo, no es mala vida, no es un mal laburo y de hecho, la gente no para de felicitarme y de decirme: te envidio, ojalá pudiera trabajar en un banco (?). Todos festejan menos yo, vuelvo a repetirles. He pasado, pese a mi mal humor, el psicotécnico. He pasado, pese a que me comí un par de caramelos y corté el ayuno, el preocupacional. He completado hoy mismo miles de formularios y ya tengo un número de legajo. Ya estoy adentro. Sólo me restaría el lunes a las 9 de la mañana presentarme en una de las sucursales de La Plata para arrancar la capacitación.

Y ahora, con todo cerrado, con fecha de inicio y con un pie en el nuevo ámbito laboral, sólo quiero llorar. Nada me motiva, ni siquiera la cantidad de ropa que me tendría que comprar para el nuevo "estilo" que deberé vestir; ni la idea de salir de casa; nada. Pienso en pasarme nueve horas adentro de una oficina y me muero, hace cinco años que no trabajo a la mañana, que no me encierro tantas horas (los tiempos y espacios del periodismo son la antítesis, se trabaja más de noche que de día). Me gusta trasnochar, odio levantarme temprano, amo escribir, todas cosas que ya no podré hacer. A esto habría que sumarle las dos horas y media de viaje por día que me tocaría pasar arriba de un tren, el único medio de transporte que me acerca a La Plata.

¿De dónde viene la duda, más allá del descontento? La sucursal que me habían prometido era una cercana a mi domicilio, ahora me mandan a una que queda a una hora de viaje. El dinero que me propusieron inicialmente, era un poco más elevado que el que finalmente será. La misma plata que me quieren pagar, es la que puedo ganar desde mi casa (en pijama y sin gastos en viaje, almuerzo, etc), incluso si me pusiera las pilas podría ganar más. Pero no es estable, como sí lo es el Banco. Y hoy, a un mes de mudarme, necesito estabilidad.

No sé, me rompo la cabeza y no sé qué hacer. Pienso que el lunes tengo que subirme a un tren para presentarme sonriente ante mi nuevo jefe y me largo a llorar.

Ustedes en mi lugar, ¿qué harían?