En mi vida nunca existieron los grises. La pasión que le pongo a las cosas no me permite medias tintas. Todo es blanco o negro y así es como pasé de tener un buen trabajo, un novio y mi querido departamento de soltera a contar las monedas, a estar sola y a vivir con mi madre (ay, que repaso más triste). Si a todo esto lo ubicamos en un marco de escasos meses, se hace más duro aún. Siempre fue así, el éxito o el fracaso rotundo. A veces pienso que agrupo los problemas por épocas para llorarlos todos juntos y después pasar largas temporadas de alegría, pero no sé. No lo busco, se da solo, por supuesto no es algo que me agrade.
Esa misma pasión que mencionaba la pongo para el amor y es por eso que termino sufriendo las relaciones en lugar de disfrutarlas. Es mi esencia, pero los golpes me han dejado enseñanzas y de a poco fui entendiendo que no me sirve forzar vínculos, cantar victoria antes de tiempo ni apurarme a dar pasos sobre tierra que aún no está firme. Cautela es una palabra que acabo de incorporar a mi diccionario y “paso a paso” mi nueva frase de cabecera. Obviamente sin olvidarme de disfrutar.
Durante años no me permití conocer a nadie en profundidad. Podía coquetear con alguno, mensajearme con otro pero cuando mi ex tenía ganas de volver, yo dejaba lo que estaba haciendo y corría detrás suyo. Volvía a concentrar mis energías en él. Intentaba convencerlo de que era la mujer ideal mientras le pedía que me incluyera a su vida, que me prestara atención, que me diera un beso, que quiera vivir conmigo, que me ame… Sí, era patética, bastante vergüenza me da admitirlo, pero es la pura verdad. Fue así y todos hemos pasado por alguna situación similar alguna vez. “Ciego de amor, no puedo pensar”, dirían los Cadillacs.
La poca gente que entendía mi sorpresiva paciencia y mis miles de intentos por recomponer la relación (que de antemano se sabían fallidos) me solía repetir:
“Date la cabeza contra la pared e intentalo una y mil veces. No te quedes con la duda de qué hubiera sido. Va a llegar un día en el que vos misma te des cuenta que por mucho que lo ames no es lo que necesitás para tu vida. Con el amor sólo no basta”
Pasé muchos años con esta frase dolorosa dando vueltas en la cabeza pero ahora que veo todo con claridad comprendo lo acertada que es. Mi cabeza hizo el click que todos esperábamos y mi corazón se puso un escudo, está cansado de dar batalla, se quiere relajar.
Así que mi querido compañero (al corazón le hablo eh, siempre charlamos largo y tendido), te libero de presiones, ubico a quién tenga que ubicar en el pasado y me animo a dar el salto que tuve que dar hace años. De a poco voy acompañando a mi decisión con hechos. Esto no significa que salga a buscar alocadamente un novio, no sé si estoy lista aún para una relación y además, como ustedes siempre me repiten en los comentarios, sé que me va a sorprender cuando menos lo espere, pero sí estoy abierta a que eso suceda. O por lo menos a conocer a alguien.
Mientras tanto preparo el terreno: recuperé mi autoestima, gané confianza, me reconcilié con mi cuerpo y ya sé qué cosas quiero y cuáles otras no pienso permitir. Ya no tengo miedo que me vean caminar de la mano con alguien y no me interesa lo que eso pueda llegar a generar en él, porque ya me solté de la suya. Dí vuelta la página, y aunque el dolor me visite seguido, sé que algún día se va a ir bien lejos. Después de todo yo también tengo derecho a intentarlo...
Para musicalizar este post, me voy a sumar a la convocatoria de fanáticos de Charly, artista que me parece un genio, respeto muchísimo y que ha sido la banda de sonido de gran parte de mi vida con sus fantásticos Sui Generis y Serú. Piden que hoy a las 21 cada uno de sus seguidores (y quién quiera también) ponga su tema preferido a todo volumen para enviarle la mejor energía en este proceso de recuperación que está atravesando. Puede ser una boludez para muchos, pero yo me sumo. Es mi forma de agradecerle todo los sentimientos que me generó con su obra. Elegí "Tu amor", un tema que SIEMPRE me hace llorar. Qué lo disfruten!!