miércoles, 27 de abril de 2011

¡Buenísimo!

Creía que sólo lo hacían los "loquitos que integran la farándula" pero los casamientos fugaces, repentinos, llegaron a los barrios. Se trata de parejas que se forman como cualquier otra, pero con la particularidad que al mes de conocerse, ya están poniendo fecha de casamiento y planeando una gran fiesta.

Hoy se casó Karina Olga Jelinek con un novio millonario que conoció en febrero. En enero lloraba porque su novio de entonces la había dejado, una semana después anunciaba la llegada de un nuevo amor. A los quince días le proponían matrimonio en pleno viaje al Caribe al mismo tiempo que le ofrecían un anillo de Tiffany´s valuado en 40.500 euros. Ahhh, ¿qué le contestó ante tamaño obsequio?

El 20 de mayo se casan Nicolás Cabré y Eugenia Tobal. Los tórtolos arrancaron su relación en febrero, cuando arrancaron las grabaciones de Los Únicos. Ya tienen fecha y repartieron las invitaciones.

Hace un rato me llama una amiga, que hace muchos años no tiene novio ni tiene mucho interés en casarse, para ser sinceros. Ni siquiera su voz risueña del otro lado del tubo me hizo sospechar:


Amiga:
Me caso, boluda.

Capitana:
¿Qué?

Amiga:
Que me caso, mi nuevo novio me propuso matrimonio.

Capitana:
Pero si recién lo conocés... Casi nadie de tu entorno lo conoce.

Amiga:
No importa, estoy feliz. Será una fiesta enorme, con más de trescientos invitados, en un lugar súper top. Nos juntamos y te cuento todo, ¿dale?


¿Me pueden explicar alguien qué hago lavando los calzones de un tipo que ya me anticipó no se casará nunca conmigo? No voy a preguntar: ¿Qué hago mal? Ya me lo respondí solita en la oración/pregunta anterior.


miércoles, 6 de abril de 2011

Paolina, la limpita (?)

Abuela Kico:
Tenés que estar lista Paolina

Capitana:
¿Lista para qué abuela?

Abuela Kico:
Para ser una buena ama de casa

Capitana:
Bueno

Abuela Kico:
Vos te reís siempre de todo. Pero tengo razón. Tenés que saber cocinar porque a los hombres les gusta llegar de trabajar y que esté la comida lista. O que te despiertes a la mañana para prepararles el desayuno y plancharles la camisa, porque no es lo mismo si la planchás el día anterior. Y sobre todo, la casa siempre tiene que estar limpia.

Capitana:
¿Algo más?

Abuela Kico:
Seguí jodiendo, se te va a ir.

Capitana:
¿A dónde?

Abuela Kico:
A una casa limpia.



Esta conversación es atemporal, porque se repitió tantas veces que no podría encasillarla en una sola fecha del calendario. Mi abuela insiste en que Muchacho me va a dejar porque no le plancho su ropa: "¿Cómo ese chico se plancha sus propias remeras?". Pero lo cierto es que mis tiempos no son los mismos que los que tuvo ella cuando apenas se casó, igual por más que se lo explique, no lo comprende.

El sábado vino a mi casa a cenar y me tiró el primer aliento en mi breve carrera como ama de casa: "Por lo menos sos limpita". Por eso cuando la gente de Cif me envió su nuevo comercial, con Cenicienta como protagonista, me acordé de este episodio.





Lo que mi abuela no sabe es que sólo limpié los ambientes del piso de abajo, donde iban a estar los invitados, y que lo hice en pocos minutos gracias a ese líquido blanco adictivo del que ya he hablado en otros post. Todos contentos.

¿Y ustedes, qué cosas odian hacer y desearían que otros hagan por ustedes?

lunes, 4 de abril de 2011

4 de abril

Hace nueve años, un día como hoy, le estaba dando un beso y un abrazo a mi abuelo. Estaba en la cama de un sanatorio, en un estado terminal y era su cumpleaños. Los médicos habían bajado los brazos, pero él no. Preguntaba qué le pasaba, me pedía que le charlara y de a ratos, me mandaba a mi casa a dormir: "Andá a descansar Paolina, mañana tenés que ir a trabajar". Yo no me movía de su lado, si eran sus últimos días de vida, no tenía nada más importante que hacer en mis ratos libres que quedarme con él.

Cada día, podía ser el último. Cada noche mientras él descansaba, yo lo "velaba": lo miraba en silencio y lloraba evitando que me viera y preguntándome por qué el cáncer elige víctimas arbitrariamente y se las lleva así, de sopetón y sin demasiado tiempo para cerrar sus círculos y despedirse de sus amores.

En fin, el 4 de abril de 2002 como decía, fue su cumpleaños. Esperó que todos lleguemos a saludarlo, agradeció el último llamado unos minutos antes de las 12 de la noche y cerró los ojos. Ya no los volvió a abrir y los medicamentos tampoco se lo permitieron. Trece días después, el pronóstico de los médicos se hacía efectivo y a nosotros se nos destruía el corazón.

Desde ése día me pregunto qué pasa con las fechas de cumpleaños cuando la personas ya no están. Muchas veces me contestaron que ya no cuentan, que son fechas que caducaron, que no tienen sentido, pero yo no puedo evitar todos los 4 de abril recordar que era su cumpleaños.

Así que, donde quiera que estés abuelo, que los cumplas feliz...

viernes, 1 de abril de 2011

¿Me devuelven mi infancia?

Los 31 vinieron con algunos golpes duros que hablan de un pasado dudoso. Tengo que hacerme cargo y resetear, sino todo puede empeorar.


Caso I


El día posterior a mi cumpleaños, hace unos quince días, mi madre contó en el festejo familiar que yo era FANATICA de Valeria Lynch. "Me acuerdo perfecto que nosotros escuchábamos el cassette y vos cantabas a los gritos Señor amanteeeeee", dijo. Mi papá, que está separado de mi madre pero para esto se pusieron de acuerdo sin discutir, sumó sus recuerdos: "Claro, agarraba una cartuchera o cualquier cosa con forma de micrófono y cantaba frente al espejo, armaba coreografías". Mi paciencia se acababa, pero siguieron: "También cantaba temas de Lerner: y todo a pulmón, todo a pulmóooooon". "Peor cuando decía que su novio era Pablito Ruiz", aportó la abuela Kico... ¿Para qué invité a esta gente a comer a mi casa?



Caso II

Durante mi infancia amé a Kevin Arnold, el protagonista de Aquellos años felices. Soñaba con cruzármelo con su bicicleta por las calles de Quilmes. Era demasiado tierno, el novio ideal. Veinte años después, me pasan una página, me encuentro con esto:


Kevin tiene 34 años y no lo toco ni con el chorro de soda. Destruí mi recuerdo para siempre.


Caso III

Acabo de ganar un concurso en un blog que se llama Manual de perdedores, justamente, por contar una historia de mi infancia en la que me rompieron el corazón. Ganó por ser la más perdedora. No sé si alegrarme por el voto de la gente o llorar.


No me den más noticias ni toquemos el arcón de los recuerdos hasta el año que viene. ¡Gracias!