Situación 1: El almuerzo de hoy.
Milanesa a la napolitana- Picada completa- Cuarto de libra o Big Tasty de Mc Donalds- Pancho con lluvia de papas- Tortilla de papa- Chorizo a la Pomarolla- Mollejas con limón- Tacos- Arrolladitos chinos con mucha salsa agridulce- Croquetas de papa- Nachos con queso fundido- Rabas- Provoleta- Papas fritas- pollo con salsa agridulce- Guiso de lentejas- Matambrito de cerdo al verdeo- Suprema a la Maryland- Asado completo- Papas a la crema- Choripan- Uno o dos tubos de Papas Lays... y así puedo seguir enumerando todo lo que deseo.
En su lugar voy a comer: arroz con queso. No tengo tiempo de salir a comprar y cocinarme.
Situación 2: Descanso.
Cuba- El camino del vino en Mendoza- Las playas de Costa Rica- Porto de Galinhas en Brasil- La Predrera en Uruguay- Circuito Beattle en Londres- Lago Titicaca en Bolivia- el frío de Usuahia- Salta- Cartagena en Colombia- París o sin tener que ir mucho más allá, al menos pido 10 horas corridas de sueño.
En su lugar voy a pasar el fin de semana: trabajando y organizando la mudanza.
Situación 3: Inversión.
Remeritas- Jean- Toleritas- Medias- Faldas- Botas- Blazer- Bolsos- Sweater, bah para qué seguir, quiero todo. La fiebre consumista me llama, las vidrieras me hostigan con liquidaciones hermosas y tentadoras pero no.
En su lugar voy a comprar: lavarropas, mesa, sillas, puffs, lámparas, cortinas.
Definitivamente, no entiendo cómo la gente disfruta de las mudanzas. Quiero dormirme hoy y despertarme el 2 de agosto con todo listo para descansar...