La espera llegó a su fin y tan mal no me fue. Aún no terminé y ya encontré ropa que creía perdida; apuntes; contactos que pueden servirme para mi búsqueda laboral; adornos hermosos que pienso tener en cuenta para la futura casa con muchacho, cartitas y regalitos que me hicieron reír y otros no tanto; fotos; recuerdos... recuerdos.
Y entre todo eso me topé con un relato que parecía caerme como anillo al dedo para la tarea que estaba realizando, que me alentaba a tirar, a desprenderme, a terminar de soltar... y aunque es probable que lo conozcan porque es muy popular, me dieron ganas de copiarlo porque tal vez a alguien le pueda servir en este momento de su vida. No recuerdo quién me lo paso a mi para que lo lea pero puedo imaginar perfectamente el porqué de ésa recomendación.
Se llama "Cerrando Círculos" y es de Paulo Coelho, los prejuicios sobre el autor esperen un poco y leánlo hasta el final porque realmente es muy bueno...

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?
¿Se acabó tu relación?
¿Ya no vives más en esa casa?,
¿Debes irte de viaje?
¿La relación se acabó?
Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado, ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo,hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas,y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú.
Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
¿Noviazgos o amistades que no clausuran?,
¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?)
¿Necesidad de aclaraciones?
¿Palabras que no se dijeron?
¿Silencios que lo invadieron?
Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven, pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.
Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo,llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal
aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y que humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad, pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!
Y como no creo en las casualidades pero sí en las causalidades debo decir que miré el almanaque y entendí todo: justo hoy se cumple un año de aquel día que junté coraje de no sé dónde y tomaba la determinación más difícil, dolorosa y acertada de mi vida: decidía dar vuelta la página y empezar de cero. Aún sabiendo que estaba solita con mi alma, convencida que iba a llorar como nunca en mi vida, que nada me iba a conformar, que la soledad y la tristeza se apoderarían de mi, que me quedaría con pocas energías pero que era necesario pasar por todo eso si algún día esperaba volver a sonreír y ser realmente feliz.
Y todo eso pasó... y mucho más también, pero valió la pena cerrar el círculo a pesar del dolor porque hoy puedo disfrutar de un presente mucho más alegre y de una nueva historia que no imaginaba ni en sueños vivir. Sólo tenía que animarme...